Enoturismo “EarthDay” en la Dehesa de Extremadura

Visita a la bodega Encina Blanca de Alburquerque con la Escuela Europea del Vino de Badajoz. Historia, paisaje ibérico fronterizo, lagares rupestres, variedades autóctonas y vinos con mucho que contar y celebrar.

La Encina Blanca de Alburquerque es bodega, viñedos y restaurantes, en Badajoz, en Alburquerque y uno próximo integrado en un complejo turístico de Marvão-Portugal. Conocí a su propietario, José Rivero Sudón, siendo alumno de la primera promoción del curso de la Escuela Europea del Vino en Badajoz. Curso que dirige la Enóloga Carmen de Aguirre y que ya en su cuarta promoción y coincidiendo con el “día internacional de la madre tierra” ha realizado esta primera salida enoturística que he tenido la suerte de acompañar. Dejo por aquí constancia del momento compartido y mi agradecimiento a ambos por tan completa y didáctica visita, maravillosa tarde, paisaje y ¡vinos!

La Encina Blanca de Alburquerque se encuentra en plena Dehesa Extremeña en la Finca El Hito, en tierras pedregosas y arenosas predominantemente de encinas que alcanzan, entre rocas, hasta los 500 años de edad. A nuestra llegada y, tras la inmejorable cariñosa bienvenida de los mastines de la finca, nos cuenta su dueño una historia con mayúscula:

Alburquerque elabora vino desde la época romana S.I y alcanzó su máximo esplendor como productor de vino en el S. XV. Ojo al dato. Es de este último siglo medieval el registro de una finca de viñedos con más de 2.000 hectáreas. Los winelovers de la época, el clero, la nobleza y el ejército, campaban a sus anchas en aquellos lares con entonces hasta cuatro castillos. En la Corte de Castilla se bebía el vino de Alburquerque. Fue el padre de Isabel la Católica quien comenzó la cesión de dehesas y castillos de Alburquerque. Después vendría que Almendralejo fuese la tierra de vinos de Badajoz, entonces la Tierra de Barros era esencialmente cerealista y con algo de olivar.

Para recuperar la tradición vitivinícola nace en 2015 esta única bodega del municipio de Alburquerque y a este noble objetivo se le van sumando otros no menos atractivos como el reciente descubrimiento y preservación de lagares rupestres, ¡más de 300 en la zona! Y la recuperación de variedades autóctonas y su similitud con las fronterizas portuguesas. Identidad de un terruño y en definitiva de una bodega que sabe a dónde va y de la que será un placer ver su evolución.

El equipo de enología de La Encina Blanca de Alburqueque formado por la enóloga Esther Gamero y el enólogo asesor, Juan Andrés Martínez, de Bodegas Payva, desarrola un proyecto de investigación conjunta con tres eminencias en su área como son Esperanza Valdés del CICYTEX, Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura, y Félix Cabello y Gregorio Muñoz del IMIDRA, Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario.   

Proyecto I+D+I que cuenta con una plantación experimental en la finca El Álamo, para la recuperación de variedades minoritarias y no sólo. Variedades muy interesantes que sin duda dotan de singularidad el proyecto, como la considerada variedad extinta Zurieles, con un viñedo de 7,5 hectáreas de más de 150 años, con la que conseguirán próximamente lanzar el único vino del mundo de esta variedad. Vides de Balsa Blanca y Balsa Tinta, en Portugal conocidas como Folgasão y Alfrocheiro respectivamente. También cuentan con algo de Grand Noir y Siria (variedad que no se da en España pero sí en la Beira Interior en Portugal). Tienen hasta variedades que provocan la carcajada general del grupo visitante, como la conocida con el nombre de Teta de Vaca y las Bastardo Blanco y Negro y por supuesto otras reconocidas variedades de la zona, como las Garnachas Tintoreras, Tempranillos, los de aquí en vides a pie franco o prefiloxéricas y viñas viejas, de la variedad blanca autóctona de Cayetana, etc.

         Cepa de más de 150 años con la variedad blanca, autóctona de Extremadura, Cayetana

Nos cuenta el empresario José Rivero Sudón otros datos curiosos respecto a variedades a destacar, como que en la década de 1970 se registró en Salamanca la variedad portuguesa Pero Pinhão de Portalegre como Verdejo Serrano y que, además del registro en Salamanca, su finca de Alburquerque también garantizará la preservación de esta uva autóctona, destaca que la verdejo Serrano tiene parecido sabor a la Verdejo e igual color.

Continuamos la visita por esta bodega “boutique” desde el viñedo a los depósitos, hechos a medida. Allí nos habla de pruebas de levaduras neutras y de que el vino que él quiere lo conseguirá dentro de ocho o diez años, también de maceraciones en frío para extraer mucho más de la piel de la uva con estas maceraciones prefermentativas. Es decir antes de que aumente la temperatura y las levaduras empiecen a sentirse a gusto y arranque la fermentación, a partir de los 12-14º en los blancos y de los 15-17º  en tintos. Fermentación que transformará el azúcar natural del mosto en alcohol y en CO2.  

Y sin olvidar que esto es una visita de clase práctica, dirigida a los alumnos de la Escuela Europea del Vino de Badajoz, pasamos a la sala de barricas y su profesora les cuenta el método tradicional o champanoise por el que los vinos realizan una segunda fermentación en botella, que provoca que queden moléculas de CO2 en el líquido y por ello sea espumoso.

Como sabemos el Cava de Extremadura se produce en Almendralejo, pero es también este Espumoso de Alburquerque uno de los grandes productos de esta casa y de la región.

Para finalizar la visita pasamos al restaurante con un precioso mirador que nos ofrece vistas panorámicas para la contemplación y el disfrute de la dehesa extremeña, al fondo preside el Castillo de Alburquerque. En este marco catamos algunas de sus mejores referencias.

 

Y hablamos de premios y concursos, como el del Encuentro de Vinos de Extremadura-Alentejo –  sobre los que ya se ha publicado completa información en este blog de La Vida Ibérica– y otros nacionales e internacionales, en los que La Encina Blanca de Alburquerque está siendo merecidamente reconocida.

Su última alegría son dos oros y una plata,  obtenidos nada más y nada menos que en el Challenge International du Vin 2019. El más antiguo de los grandes concursos de vinos internacionales y también el mayor concurso internacional de vino organizado en Francia, con la participación de más de 5000 vinos procedentes de 37 países, degustados por 700 profesionales.

Citamos las tres medallas aquí conseguidas, sendos Oros para Verdejo 2017 y Blanco 2017 y Plata para su Espumoso Reserva y las celebramos con ellos.  ¡¡Enhorabuena a todo el equipo!!

 

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